Sobre el proceso. La Verdure, 1935-1943. Un cuadro de Henri Matisse

[spa] El objeto de estudio de esta tesis es la tela La Verdure, una pintura al óleo sobre lienzo, de 2,45 m de alto y 1,95 m de ancho, que Matisse inició como proyecto de tapiz, en agosto de 1935 y que trabajó hasta 1943, expuesta hoy en el Musée Matisse de Niza. La investigación parte de los docume...

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1. Verfasser: Jaume Adrover, Magdalena
Format: Dissertation
Sprache:spa
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Beschreibung
Zusammenfassung:[spa] El objeto de estudio de esta tesis es la tela La Verdure, una pintura al óleo sobre lienzo, de 2,45 m de alto y 1,95 m de ancho, que Matisse inició como proyecto de tapiz, en agosto de 1935 y que trabajó hasta 1943, expuesta hoy en el Musée Matisse de Niza. La investigación parte de los documentos que intervinieron en el trabajo o que salieron de él, para tratar de reconstruir el proceso que fue necesario para la materialización de esta pintura. El primer acercamiento a la obra ha sido intentar comprender cómo se ha llegado a ese resultado, al lienzo de hoy, y no a otro; en la descripción se han tratado de desvelar sus detalles más significativos, no con el objetivo de desvelar la pintura, ni de resolverla como enigma, sino de verla con más claridad. El análisis se centra en cuestiones técnicas, cuantificables y verificables, dentro del límite de lo estrictamente material, pero ensayando las posibles motivaciones que llevaron a La Verdure a ser una obra clave para Matisse, definida por él mismo como la representación de su actitud frente al oficio. “El creador de un cuadro o cualquier otro artefacto histórico es un hombre que aborda un problema cuya solución concreta y terminada es ese cuadro” (Baxandall). La obra que hoy cuelga de las paredes del Musée de Niza no es más que el último estado del cuadro que Matisse dejó interrumpido. Para poder localizar cuáles fueron las dificultades, los contratiempos y obstáculos a los que respondía, la tesis reconstruye, con el evidente margen de hipótesis, los momentos en que la obra se encontraba aún sobre el caballete, con la pintura fresca. La pintura se aborda como lo haría un pintor, no como un historiador, para deducir cuáles fueron los problemas a los que se enfrentó Matisse, las pinceladas que borró, las intenciones frustradas y los inesperados descubrimientos, su sucesión en otras obras. La ausencia de los rastros de su transformación, inevitable al tratarse de técnicas pictóricas que superponen los cambios unos sobre otros, borrando estados anteriores, dificulta la reconstrucción de las transformaciones por las que pasó el lienzo. Pero otros documentos suplen esa falta de material: testimonios de quienes participaron en su creación: ayudantes, modelos, familiares, clientes, amigos; registros fotográficos de diferentes estados; dibujos o pinturas preparatorios; otras obras que estuvieron en el origen, que sirvieron de tanteo durante el proceso, para proponer y resolver la misma dificultad encontrada; obr