Prevención del ictus en pacientes con fibrilación auricular. Mejorar la protección enla era de la COVID-19

La fibrilación auricular aumenta hasta en 5 veces el riesgo de ictus. Los ictus cardioembólicos habitualmente son más graves y tienen altas tasas de recurrencias y discapacidad permanente en comparación con los ictus de otras etiologías. En consecuencia, la reducción del riesgo de ictus mediante una...

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Veröffentlicht in:Revista Española de Cardiología Suplementos 2021, Vol.21, p.9-17
Hauptverfasser: Vallejo, Jaime Masjuan, Fillat, Ángel Cequier, García, Víctor Expósito, Fernández, Carmen Suárez, Rabadán, Inmaculada Roldán, Freixa-Pamias, Román, Pérez Cabeza, Alejandro Isidoro, Muñoz, Alfonso Valle, Lozano, Ignacio Fernández
Format: Artikel
Sprache:eng ; spa
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Beschreibung
Zusammenfassung:La fibrilación auricular aumenta hasta en 5 veces el riesgo de ictus. Los ictus cardioembólicos habitualmente son más graves y tienen altas tasas de recurrencias y discapacidad permanente en comparación con los ictus de otras etiologías. En consecuencia, la reducción del riesgo de ictus mediante una adecuada anticoagulación es uno de los principales objetivos en el tratamiento de los pacientes con fibrilación auricular. Los antagonistas de la vitamina K han sido ampliamente superados por los anticoagulantes orales de acción directa, ya que tanto los resultados de los ensayos clínicos como los de los estudios de práctica clínica y, últimamente, estudios poblacionales han demostrado que los anticoagulantes orales de acción directa tienen mayores eficacia (menos ictus y muerte) y seguridad (menos hemorragias intracraneales) que los antagonistas de la vitamina K. Además, durante la pandemia de COVID-19, el empleo preferente de anticoagulantes orales de acción directa frente a los antagonistas de la vitamina K constituye una estrategia clave para garantizar una calidad óptima de la anticoagulación y una mejor protección del paciente contra el SARS-CoV-2, al no precisarse control de la razón internacional normalizada. Atrial fibrillation is associated with up to a five-fold increase in the risk of stroke. Cardioembolic stroke is usually more severe than other types of stroke and has higher rates of recurrence and permanent disability. Consequently, reducing the risk of stroke through adequate anticoagulation is one of the main goals of treatment in patients with atrial fibrillation. Vitamin K antagonists have been largely superseded by direct oral anticoagulants because the results of clinical trials, real-life studies and, recently, population studies have all demonstrated that direct oral anticoagulants are more effective (i.e. the risk of stroke and death is lower) and safer (i.e. the risk of intracranial hemorrhage is lower) than vitamin K antagonists. In addition, COVID-19 pandemic, the preferential use of direct oral anticoagulants instead of vitamin K antagonists has been a key strategy for ensuring that the quality of anticoagulation is optimal and that patients are better protected against SARS-CoV-2 infection, as no international normalized ratio control is required.
ISSN:1131-3587
1131-3587
DOI:10.1016/S1131-3587(21)00002-9