RAFAEL BALLESTEROS: TIEMPO, INDAGACIÓN Y LENGUAJE

A la fluidez del pensamiento ayudan los frecuentísimos encabalgamientos ("las olas dando, dando, contra los / esquifes") y las elipsis conceptuales ("su hijo menor, yo no lo pude"); a mantener la sorpresa y atención contribuyen tanto los arcaísmos (uno muy llamativo, vide, o el q...

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Veröffentlicht in:Epos (Madrid, Spain) Spain), 2015-01, Vol.31 (31), p.533-540
1. Verfasser: Ayora, Antonio Moreno
Format: Artikel
Sprache:spa
Online-Zugang:Volltext
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Beschreibung
Zusammenfassung:A la fluidez del pensamiento ayudan los frecuentísimos encabalgamientos ("las olas dando, dando, contra los / esquifes") y las elipsis conceptuales ("su hijo menor, yo no lo pude"); a mantener la sorpresa y atención contribuyen tanto los arcaísmos (uno muy llamativo, vide, o el que emplea en el sintagma "cañada umbra") como la posposición pronominal ("Dame / igual como me des"), sin olvidar que estos mismos fines parece tener la traslación posicional de elementos gramaticales ("Yo daría cualquier sustancia otra"). Será, por cierto, el mismo poeta -ahora en la página 228- el que adelante esta aclaración: "Yo quise imaginar que estos aforismos, que aquí publico, fueron parte de aquellos pensamientos y sentencias que, desde los más altos vuelos, le llegaron a su memoria" [la de Fernando de Rojas]. Es evidente que la edición de Juan José Lanz, Profesor Titular de Literatura Española de la Universidad del País Vasco, ha despertado el interés desde que salió a la luz hace ya unos meses, como pusieron de manifiesto las páginas de la prensa periódica, de entre las que citamos la noticia de La Vanguadia (Andalucía) de fecha 30 de septiembre de 2015 con el titular "Editan un libro de Rafael Ballesteros con una selección de sus obras poéticas", o la que el periódico local Málaga Hoy, en la misma fecha, presenta como "La escritura contra el dogma". De esa litera el bajo es otra celda. / ¿Quién sabe lo que un hombre solo piensa / así?"), sobre las trepidantes convulsiones íntimas del amor y del erotismo ("-Quítate las sedas de tu cuerpo, / la enagua de satén, las cintas / de tu corpiño -te gritaba- la parte / húmeda de tu algodón -y te rogaba- / pero no te quites tus sueños todavía"), y por fin sobre los sentimientos de desolación, desaliento y de la preeminencia vital de la muerte, que no solo es sombra acuciante en la 4.a parte del poemario sino también en las que la preceden ("Ay del hombre.
ISSN:0213-201X
2255-3495