MARTÍN DE RIQUER MORERA
Sin embargo, el profesor Riquer practicó a menudo la actividad traductora, realizando una amplia labor de traducción de textos medievales durante su carrera, traducciones que eran a la vez lecturas filológicas e interpretativas de los textos: así ocurrió con El Cantar de Roldán según el manuscrito d...
Gespeichert in:
Veröffentlicht in: | 1616 2013-01, Vol.3, p.303 |
---|---|
1. Verfasser: | |
Format: | Artikel |
Sprache: | spa |
Schlagworte: | |
Online-Zugang: | Volltext |
Tags: |
Tag hinzufügen
Keine Tags, Fügen Sie den ersten Tag hinzu!
|
Zusammenfassung: | Sin embargo, el profesor Riquer practicó a menudo la actividad traductora, realizando una amplia labor de traducción de textos medievales durante su carrera, traducciones que eran a la vez lecturas filológicas e interpretativas de los textos: así ocurrió con El Cantar de Roldán según el manuscrito de Oxford, reeditado frecuentemente desde 1960 (Madrid: Espasa Calpe) o con la traducción de Perceval o el Cuento del Grial de Chrétien de Troyes (Madrid: Espasa Calpe, 1961). Advertía en la obra, en una nota preliminar, que solo pretendía ofrecer una «guía» a los interesados en el tema, cuando en realidad Los trovadores son, desde entonces, la referencia obligada para adentrarse en el conocimiento de la elaborada poesía trovadoresca: a una diáfana introducción general seguían los trovadores, ordenados cronológicamente y con una selección de sus poesías, traducidas, explicadas y anotadas: abría la antología Guilhem de Peitieu, el primer trovador de nombre conocido, aquel que había compuesto un vers durmiendo sobre un caballo («qu'enans fo trobatz en durmen / sus un chivau»), detalle que merece una nota del Maestro de dos páginas y media. Antonio de Guevara, Prosa escogida (1943); Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera, Comacho, o reprobación del amor mundano (1949); Juan de Mena, La ) liada en romance (1949); El cavallero Zifar (1953); F. de Luque Faxardo, Fiel desengaño contra la ociosidad y los juegos (1955); Juan Boscán, Obras poéticas, en colaboración con A. Comas y J. Molas (1957), o Fernando de Rojas, «La Celestina» y «Lazarillo», el primero y el de J. de Luna (1959); La Celestina fue reeditada con posterioridad en 1974 con base en la edición de Sevilla de 1502. Armas, escudos nobiliarios y formas de guerrear (recordemos, por ejemplo, la lanza «so el sobaco» en el Amadís) permitían a un estudioso como él afianzar con mayor exactitud la datación de los textos. |
---|---|
ISSN: | 0210-7287 |