Cuando el pueblo se llenó de insolencia: Gestos, dignidad e institución del nosotros en el origen de la democracia

Como señaló Cornelius Castoriadis, la institución de la democracia ateniense no fue un «estado de cosas» (una especie de «constitución» que se proclamara de una vez y para siempre), sino un «proceso histórico» en el que los atenienses se autoinstituyeron como una comunidad de ciudadanos libres¹. Los historiadores suelen buscar las huellas de este proceso adentrándose en la historia de los cambios políticos y reformas institucionales que desencadenó, pero la institución de la democracia también se registró en otras muchas superficies de inscripción, y puede que en ninguna tan elocuente como la de los cuerpos y los gestos. Por esta