La didáctica y el paradigma del techo de cristal. una mirada desde el enfoque radical e inclusivo de la educación

La Didáctica es un centro de la Pedagogía. Pero la Pedagogía está descentrada, porque está desenraizada. Por tanto, el centro de la Didáctica no es el centro de la formación plena, comprendida como fenómeno. Hay un abismo entre el fenómeno y el conocimiento del fenómeno. Cuando, con sed, se bebe de...

Ausführliche Beschreibung

Gespeichert in:
Bibliographische Detailangaben
Veröffentlicht in:Boletín Redipe 2021-04, Vol.10 (4), p.31-41
1. Verfasser: De la Herrán Gascón, Agustín
Format: Artikel
Sprache:eng ; spa
Schlagworte:
Online-Zugang:Volltext
Tags: Tag hinzufügen
Keine Tags, Fügen Sie den ersten Tag hinzu!
Beschreibung
Zusammenfassung:La Didáctica es un centro de la Pedagogía. Pero la Pedagogía está descentrada, porque está desenraizada. Por tanto, el centro de la Didáctica no es el centro de la formación plena, comprendida como fenómeno. Hay un abismo entre el fenómeno y el conocimiento del fenómeno. Cuando, con sed, se bebe de una vasija de oro, el agua en su hueco es el centro. Si la mirada se engarza al recipiente y no al seno y al agua, será que se es idiota. Dice Zhuang zi (1999), un maestro de la Didáctica basada en la conciencia, que: “La nasa sirve para coger peces; cogido el pez, olvídate de la nasa”. Pero una nasa abierta no es útil: demasiado hueco desapercibido. También observa que “Reconocerse idiota es ya no ser muy idiota; reconocer el propio error es no estar ya en gran error. El gran error es el que nunca se llega a entender. La gran idiotez es la que dura toda la vida sin esclarecerla” (Chuang tzu, 1977).   El tiempo se acumula, tiempo sin reacción esencial de la Didáctica. Continuar el camino, fortalecerse, desarrollarse, no caerse… no equivalen, necesariamente, a marchar bien o a favorecer a los demás. De hecho, “los errores pueden ser consecuencia de haber pensado bien” (Saramago, 2000). Esto ocurre cuando, pudiendo haber aciertos miopes, no hay conciencia suficiente. La clave para la Didáctica no es el pensamiento, sino la conciencia. Para Zhuang zi (1999): “¡El no conocer es conocer! ¡Y el conocer es no conocer! ¿Quién conoce el conocimiento que consiste en no conocer?”. El centro de la formación no está en el pensar, en el conocimiento, el saber, la competencia, sino en el no saber, en la conciencia, en el autoconocimiento (esencial) y en la meditación. De lo anterior se deduce un posible tránsito evolutivo: de una Didáctica vigente, fundamentada en la enseñanza y el aprendizaje, a una Didáctica emergente y ancestral, basada en la conciencia de todos y en una educación plena. Sostenemos que esta “otra nueva educación” (Herrán, 1993, 1996), podría contar con una Didáctica así. El objetivo de este ensayo es mostrarlo y compartirlo.
ISSN:2256-1536
2256-1536
DOI:10.36260/rbr.v10i4.1247