Desarrollo y optimización de nuevos componentes lubricante y ligante para el procesado de aceros PM

Uno de los principales objetivos perseguidos en el progreso en la industria pulvimetalúrgica en la última década ha estado marcado no sólo por el desarrollo y avance en la producción de polvos metálicos y de los procesos empleados para convertirlos en componentes sinterizados idóneos para su aplicación sino también por los esfuerzos dedicados en la investigación de nuevos productos orgánicos incorporados a la mezcla tanto en forma de ligantes como de lubricantes. Teniendo en cuenta que los primeros componentes pulvimetalúrgicos base hierro aparecieron en la década de los cuarenta, el desarrollo de los productos orgánicos óptimos para el procesado de piezas sinterizadas se remonta a los últimos años. Además dicha investigación presenta el hándicap de que las formulaciones de los nuevos componentes que salen al mercado están protegidas mediante patentes y son propiedad intelectual de las empresas productoras de polvo, hecho que dificulta el conocimiento extendido sobre la materia. En la actualidad, los aceros pulvimetalúrgicos se enfrentan al reto de producir componentes cada vez más complejos y con una elevada exigencia en cuanto a la precisión y su coste de fabricación, que permita a las empresas pulvimetalúrgicas mantener una alta competitividad en sectores tan exigentes como es el de la automoción. En este sentido se ha realizado una investigación cuyo ulterior propósito ha sido obtener sistemas orgánicos optimizados en sus dos funcionalidades, la de ligante y la de lubricante. La función principal de los ligantes es la de mantener los elementos de aleación unidos de manera homogénea a la superficie del polvo de hierro base tras la mezcla, evitando así la pérdida o segregación de estos durante el transporte y el procesado de la misma. La función de los lubricantes, por su parte, es la de minimizar la fricción ocasionada durante la compactación de los polvos y ayudar en la extracción de los componentes en verde y de esta manera generar procesos más robustos y productivos. Se trata pues de una tarea ardua considerando que la cantidad añadida en mezcla de ambos materiales no supera el 1% en peso y por lo tanto la distinción entre las correctas capacidades que muestran diferentes productos orgánicos entre sí resulta complicada. Asimismo se les exige que mejoren (o por lo menos no empeoren) el conjunto de propiedades del sistema metálico en todas las etapas del proceso tales como la fluidez, la densidad aparente, la resistencia en verde y la compresibilidad e