Pueblo o sociedad en el pensamiento político español de la modernidad: De la república y la comunidad, los súbditos y los vasallos, hacia la soberanía y la ciudadanía

Il s’agit de parcourir les différentes implications et les variantes du concept de « peuple », entendu comme dialectique entre « gouvernés » qui se soumettent et collaborent – ou pas – et « gouvernants », dans un contexte théorique où prévalent les théories monarchiques absolutistes, depuis l’aristotélisme et la scolastique médiévale, en passant par l’humanisme et le baroque, jusqu’à l’Illustration : c’est-à-dire depuis les Partidas et les Cortès de Tolède de 1480, jusqu’aux Cortès de Cadix et à la Constitution de 1812. En effet, alors que la « tête » a toujours bénéficié d’une plus grande définition, il a fallu attendre longtemps pour qu’il en soit de même pour les membres, et ce, au terme d’évolutions complexes. En Espagne comme en Europe, le développement du concept de « citoyenneté » apparaît tout d’abord comme une affirmation socio-économique avant d’adopter un sens proprement politique, ce qui sera pleinement le cas lors des Cortès de Cadix. Se pretende realizar una ágil cabalgada por las diferentes implicaciones y variantes del concepto de « pueblo », entendiéndolo como una dialéctica entre « gobernados » que se someten y colaboran – o no – y « gobernantes », en un contexto teórico de predominio de las teorías monárquicas proabsolutistas, desde el Aristotelismo y Escolasticismo plenomedieval, llegando al Humanismo y al Barroco hasta la Ilustración; esto es, desde las Partidas y las Cortes de Toledo de 1480 a las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. En efecto, mientras que la « cabeza » siempre disfrutó siempre de una mejor definición, para que los « miembros » lo estuvieran al mismo nivel, o incluso prevalecieran, tuvo que pasar mucho tiempo y enrevesadas evoluciones. Con todo, como en Europa también en España se da el desenvolvimiento de la « ciudadanía » como un aserto socioeconómico en su etapa primordial hasta una acepción fundamentalmente política, que alcanzará su verdadera carta de naturaleza en las innovadoras Cortes de Cádiz.