Vanguardia poética y revolución política: Magda Portal

Barranco, 27 de mayo de 1900-Lima, 11 de julio de 1989), intelectual, poeta, escritora, activista política, luchadora social, forjó su vida como entrega a una causa: fue la única mujer de entre los miembros fundadores del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) y posterior PAP (Partido Aprista Peruano) ; incansable defensora de los derechos sociales y de la mujer; autora del primer poemario de vanguardia escrito por una autora femenina; fundadora de la filial peruana de la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica; presidenta de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas... No se ajustó al papel que las convenciones sociales del momento le reclamaban, por lo que hubo de enfrentarse, tanto a nivel público como privado, a la incomprensión y al rechazo de una sociedad de arraigados principios en torno a los roles asignados a los sexos, en la que apenas se habían oído en círculos intelectuales y políticos voces femeninas y menos feministas. Inventaba historias que se contaba a sí misma3 y con once o doce años escribió su primer relato, una novelita amorosa «que leía por entregas a las condiscipulas del colegio».4 En 1920, en el semanario Mundial, comenzó a publicar bajo el pseudónimo de Tula Soavani cuentos que desvelan recuerdos de niñez e intentan reflejar la realidad cotidiana, evidenciando ya una preocupación por lo social; y versos dominados por sentimientos de amor, pesadumbre y tribulación personal. Es esta una primera producción en la que están ya presentes las dos tendencias que mantendría a lo largo de su vida: una intimidad marcada por la melancolía, la soledad, el anhelo de amor compartido, el conflicto personal, la desilusión y la muerte; y una vida pública dominada por unas fuertes e idealizadas convicciones puestas al servicio de la causa social, una lucha continuada y sin concesiones, enorme fortaleza de ánimo y entrega desinteresada y total. En su candidatura, Leguía buscó el apoyo de intelectuales y obreros, secundó la primera gran huelga universitaria convocada por la Federación de Estudiantes y favoreció la creación de las Universidades Populares González Prada, pero un posterior Estatuto Universitario mucho más autoritario y restrictivo reemplazó al de 1920. El relato posterior hecho por el escritor Óscar Herrera lo narra así: