Editorial: Educación y Refugiados

A través de los medios de comunicación se promueve una serie de ideas descabelladas formuladas por gobernantes y otros políticos en ejercicio, líderes sociales y de opinión sobre un supuesto «asalto por parte de refugiados e inmigrantes», sobre «invasiones» de extranjeros que se trasladan a países occidentales para imponerse demográfica, cultural y religiosamente a los nativos; las autoridades concernidas implantan medidas de «seguridad» principalmente de carácter militar desde antes de la llegada y otras represivas durante la recepción y la estancia, desde luego ilegales o ilegítimas como la expulsión, la no asistencia a los náufragos, la detención y otras igualmente contrarias a los derechos humanos básicos y la propia dignidad humana. A fin de cuentas lo más importante es ser consciente de que nos referimos a víctimas de violaciones de derechos humanos, políticos, sociales, económicos, culturales en todo lugar y tiempo. Por mi parte, desde luego, sus conclusiones no se ven afectadas por estas, pues las confirma sin reservas el sentido común y el conocimiento del ser humano en circunstancias agresivas. El término que emplean no es únicamente el de esta -«estrés por aculturación»- sino que presentan otros, de la medicina, en concreto de la psiquiatría: «una enfermedad emocional», «un desajuste psicosocial», también el de «estrés por choque cultural».